domingo, 17 de febrero de 2008


OSCURO DE SOLES


En puentes colgando donde el hedor a oxido
es el aroma de las semillas en una putrefacción adelantada;
encima y entre la quietud desesperante y enferma
de la indestructibilidad de la construcción levantada en humo;
habitado de golpes y patadas en las piernas;
sobrevivido por crepúsculos y ratas, y puertos
y muelles entristecidos aludiendo disculpas,
despedidas anómalas, bruscas, filudas, drásticas,
de tan apretada mandíbula muda hasta el grito final,
inútiles por cierto, como un último llamado sin sentido.

En puentes, trozos de camino, extractos,
cuerpos en continuo tránsito de adioses,
raíces desprendidas a plena luz de luna,
precios que los pasajeros en trance pagan
en el trueque de los sentimientos por días sin ilusión.

Si lográramos cruzar los bosques que se incendian
Si derribáramos tanto muro de tanto laberinto
Si tocáramos con laureles al pichón muerto
Si donáramos color a los hospitales
Si lanzáramos música a las familias en guerra
Si peináramos los cabellos de la madre desahuciada
Si cocináramos la comida ausente del hambriento
Si jugáramos a ser los antihéroes del drama
Cuanta risa saldría de la ultratumba
Cuanta alegría se rebalsaría de las alcantarillas
Cuanto asombro se agolparía para ver árboles naciendo
Cuán felices serían la vida y la muerte
por brindarnos el poder de tirar a un costado
todo lo que injustamente
en nuestras mochilas cargamos.

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