sábado, 1 de marzo de 2008


HAY UN OJO QUE ME JUZGA



…que me juzga utilizando la detención del tiempo
y que me mira culpándome aun antes
de golpear su martillo contra mis mejillas.

Hay un ojo inmenso aplastándome
con todas sus toneladas de absurdo,
está ahí y la humedad de su lágrima
me ahoga venciéndome y burlándose de mí
al verme caer al interior
del sentimiento en vísceras ahogado frente a él.
Está ese ojo de rodillas observándome,
está esperando mi renuncia y mi ridiculización,
está malditamente quieto y no emite sonidos.
Está cuando ustedes están escuchándolo:
cuando se tropieza y tartamudea:
cuando te dirige hacia un infinito:
cuando la conversación se hace un canto:
cuando yo desafino ante él
sabiendo que me está mirando...

Ay, si pudiese yo reflejar su odio
Si pudiese salir de su control cerebral
Si fuese yo como quiero ser y no como soy
pues fruto soy de lo que él muestra,
de lo que él ve, de lo que él roba de mí.
Ese ojo lanza una radiación
la cual impulsa a mi vista
a mirar hacia adentro y no hacia afuera:
yo veo ojos atacándome con furia
yo siento condenas cubiertas con pestañas
yo escucho el hablar de los cuerpos
yo palpo lo que él me induce a palpar
yo huelo hediondo,
y no sé si es aquí adentro o allá afuera.

Hay un ojo monstruoso creado en mi inconsciente
y no es más que un otro ojo mío,
la propia creación en la cual vivo
y que no es sino la materialización de mi conciencia
cuando intenta actuar racionalmente
en un caótico mundo racional.

Hay un ojo que siempre está condenándome
Hay un ojo que aborrezco con toda mi Alma
Hay un ojo que siempre termina derrotado,

pero que igual me vence en los momentos justos.

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