sábado, 1 de marzo de 2008


MÚSICA FEBRIL
CALMANDO
LA AUTOLACERACIÓN


Tan o más solo que ayer: promesa cumplida.
Un pasado presente retorna.
Años y años desnudados
por el silencio torrentoso
del frío después de la pasión
hacen del ahora una bienvenida
a sus pasos, a mis tropiezos,
a los recuerdos con olor a gas, en fin,
envejezco rápido y mis sentidos
se comportan alienados y autistas
defendiéndose de una condena absurda y cruel
que no deparo en reconocer.

Este es el tiempo de cerrar las ventanas
para tomar aire y respirarme de todos ellos
porque ahora, tan o menos solo que ayer,
siento latir sus también ensimismados corazones
pactando toda la sangre que late
en el ritual del alcohol sin copa ,
y descubro al ermitaño que vocifera
la eternidad del canto insecto
expandiéndose en el museo en donde duermo,
penetrando mi colchón
y clavando sus lancetas en la costilla de mis sueños:

Boca arriba pincha en mi pene y en mi pecho.
De espalda, penetra mi coxis y me duelo.
Posición fetal: el zumbido ataca en los sesos.
Decido.
No más picazones.
Ahora es una pena grandiosa y única,
es la hora de estar solo y ver hacia fuera
con la actitud del atleta antes de la partida,
aún cuando elija quedarme escondido tras lo invisible
y sea la realidad un ataque de úlcera y gastritis,
y sea yo el paciente
que sabe que en tan poco tiempo será dado de alta,
que sabe ya no será observado con la mirada estetoscópica
de los fantasmas que vivieron estancando sus heridas,
curándolas con vendas y frascos con alcohol,
y amputaciones y violencia,
y caricias y mensajes en sus oídos
susurrándole inyecciones y morfina
en el hueso de la nalga izquierda...

¿Quién puede ver esos ojos mirando tu alter ego?
Tienen que ser ellos las muletas de mi viaje?
Tendrá que ser tu cariño imprescindible para vivir?
¿Está tan perdido el perdido?
¿Te importa si combino de mi amor con tu odio?
No crees también que la Muerte es una opción de Vida?

Te yaces y te provocas una soledad con olor a niño,
una mentira con sabor a sexo y a delirio,
un hecho que amamanta senos en la rodilla,
una ubre que fomenta el placer carnal
de ser parido por las millones de horas que de cáncer,
pasaron a ser un dios y un reloj advirtiéndonos
la necesaria detención
de la evolución de esta quemadura.

Corroboro que mi guitarra es más importante
y que el piano es mi guardián y mi arcángel, es
el agua de la nube que ha recorrido en pijamas
todas estas incontables estancias fulminantes
que han de personificar el limbo existencial
de los sonámbulos atravesando con camisas de fuerza
los desiertos ocupados por los militares en la pesadilla.

Cuando ya no veo la estrella que me guiaba
Cuando no veo un motivo trascendente en mi cotidianeidad
Cuando veo que estoy tan o más sólo,
tan o más sedado que ayer,
y tan ave,
y tan sombra, y tan, tan enfermizo,
lanzo mis crucifijos al Mar
y toco esta música que seda la auto laceración
para que pueda proveerme del Báculo y la Espada
en la próxima estación de mi Resurrección.

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