sábado, 1 de marzo de 2008


SEÑOR

Y BÁCULO DE NEGRA LUZ


Me sonrío despiadadamente en el borde de un abismo.
Escucho tu eterna ausencia y emboco
todo el poder de todas estas sombras
que se refugian en mí como parte del Todo.

Deliro y tiemblo por dentro.
La luminosidad de mi tristeza prende jardines,
ocasos corpóreos señalando vías
en donde nosotros transitamos sordos, completamente sordos.

Mis recuerdos de útero se ensimisman,
viven siempre rodeados de organismo
y hoy me siento desvanecido,
evaporado por la sustancia líquida de mi dolor.

Las murallas que levanté una noche
hoy se me caen encima:
olvidé construirlas de papel,
y ahora me aplastan toneladas de sueños.

Fui un recuerdo una tarde de primavera.
Ahora en invierno ya soy un hecho,
un hecho cubierto de melancolía,
un aroma repartido en las diversas estancias de tu desvelo.

Yo vivo y deambulo en el filo de los cielos
enmarcando mi amor absoluto sobre espejos negros:
ahí reconozco el aura de lo imperfecto,
ahí soy Yo, el hombre-lagartija buscando la victoria.

El Mar se me hace tan lejano
pero llego a sus aguas telarañas
siempre acompañado de un ave negra
con uñas negras, ojos negros y labios lilas.

Aquí en la Tierra besé también nubes hembras
ocultando mi masculina soledad y
avergonzándome tanto de ser un hombre
vestido de traje mudo y zapatillas de charol.

Participo de rituales orgásmicos
con guitarra y alcohol en mano:
el canto de mis hermanos danza de felicidad
en el cerro y el muro que moldearon mi Energía.

Cuando estoy hundiéndome en el delirium tremens
veo el ardor de mis órganos cansados,
pero sin embargo curo mis heridas
con el vaivén de mis emociones.

Me marcho porque debo crear las marchas
del último batallón esquelético y visceral.
Me voy con la sonrisa más trágica,
lejos de mi amado hogar de columpios extremos.

Concuerdo con el pasado,
el futuro tengo que enfrentarlo
sin dejar de lado mis altas dosis de pasión...
Abrázame otra vez, y recibe el don de la piedad.

Concluyen los demonios
que es mejor alejarse de mí.
Concluyo que es el viaje sanguíneo
la razón de mi estadía en el Universo.

Ahora bien, ya que somos etéreos
comprenderás que es vital volar;
sabes que tenemos dos hombros,
y sabes que un ala impulsa a la otra a despegar.

No hay comentarios: