miércoles, 25 de agosto de 2010

Meditaciones de mis Zapatillas RRRRRRRRRRRotas.



El cinismo de este mundo ha descocido mis lonas pero aún así son mis favoritas, y es que en ellas soy, sobre ellas camino por las calles de este mundo que pareciera estar a punto de explotar. Son meditaciones un poco nauseabundas achurrascándose en la pantalla de una T.V. que en mi pieza prefiero no tener. Son mensajes zumbando en la radio que da noticias excelentes y paupérrimas, como la épica victoria de 33 mineros y el descaro, el absurdo, la burla de la aprobación de otra termoeléctrica. Un poco más tarde una bronca con un micrero de más corta edad que yo. Creo que mis lonas rotas podrìan patear el cuello de esa maldita insolencia, creo que así se comporta la gente cuando ve mis zapatillas negras con verde. Este mundo enseña a las personas a ser imbéciles, y no los son porque no sepan sumar o restar, sino porque no saben escuchar a los cronopios como yo. Las meditaciones que mis zapatillas rotas aspiran cual agorex 60 sobre un muelle cerrado al pùblico por peligro de derrumbe, son parecidas al aroma de las alcantarillas que expelen las risas de las viejas y los viejos cuicos que hacen de mis zapatillas rotas un tema para desmembrar en su mesa o en sus autos. Yo amo mis zapatillas rotas porque sobre ellas andé y andé y andé, y quizás nunca sabrán cuánto me enseñaron pero sé que sobre zapatos caros y lustrados no aprenderíamos a ver lo que el mundo nos depara. Quisera repetir que ANDÉ porque me siento feliz viéndome como un ignorante ante tus ojos porque yo sé que siéndolo descubriré lo que es crecer y crear andando. Siempre amaré mis lonas con hoyos y juro que nunca me habìa sentido tan cómodo al saber que hablaban de ellas en sus reuniones. Sólo me queda decirles gracias por romperse y seguir llevándome. Sólo me queda seguir meditando, lejos del ego, lejos de su fama, lejos de lo que el mundo llama adultez.







Porfelius